Pero aunque todos/as estamos alegres porque ahora tendrá tiempo para hacer lo que le gusta los y las que tuvimos el gusto de trabajar a su lado sentiremos su falta siempre.
Agustín, no queremos que vengas a trabajar, pero ven a contarnos cuentos, a tocarnos la armónica, o simplemente a vernos, a lo que quieras pero no nos olvides. ¡Te esperamos!